DIVERSIDAD CULTURAL
EN LA REPUBLICA MEXICANA
Mayas
(Yucatán,
Campeche, Tabasco y Chiapas)
El Maya es un grupo de pueblos indígenas mesoamericanos
perteneciente a la familia lingüística maya o mayense, que tradicionalmente han
habitado en los estados mexicanos de Yucatán, Campeche, Tabasco y Chiapas, en
la mayor parte de Guatemala y en regiones de Belice y Honduras.
El pueblo más conocido, el maya propiamente dicho, que da
nombre a todo el grupo, ocupa la península de Yucatán. Entre los demás pueblos
significativos se hallan los tzeltales de las tierras altas de Chiapas; los
choles de Chiapas; los quichés, cakchiqueles, pokonchis y pokomanes de las
montañas de Guatemala y los chortís del este de Guatemala y el oeste de
Honduras. Todos estos pueblos formaban parte de una civilización y cultura
comunes que, en muchos aspectos, alcanzó las más elevadas cotas de desarrollo
entre los indígenas de todo el área mesoamericana.
Organización
económica y social
La agricultura ha constituido la base de la economía maya
desde la época precolombina y el maíz es su principal cultivo. Los mayas
cultivaban también algodón, frijol (poroto o judía), camote (batata), yuca y
cacao. Las técnicas del hilado, el tinte y el tejido consiguieron un elevado
grado de perfección. Como unidad de cambio se utilizaban las semillas de cacao
y las campanillas de cobre, material que se empleaba también para trabajos
ornamentales, al igual que el oro, la plata, el jade, las conchas de mar y las
plumas de colores.
Los
mayas formaban una sociedad muy jerarquizada. Estaban gobernados por una
autoridad política, el Halach Uinic, jefe supremo, cuya dignidad era
hereditaria por línea masculina, y el Alma Kan, sumo sacerdote. El
jefe supremo delegaba la autoridad sobre las comunidades de poblados a jefes
locales o bataboob, capataces de explotación agrícola que cumplían
funciones civiles, militares y religiosas. La unidad mínima de producción era
la familia campesina, que cultivaba una ‘milpa’ (parcela de una 4-5 hectáreas)
mediante el sistema de rozas, para atender a sus necesidades y generar, a
veces, un excedente del que se apropiaba la clase dirigente.
Arquitectura
La cultura maya produjo una arquitectura
monumental, de la
que se conservan grandes ruinas en Palenque, Uxmal, Mayapán, Copán, Tikal,
Uaxactún, Quiriguá, Bonampak, Tulún y Chichén Itzá, entre muchas otras. Estos
lugares eran enormes centros de ceremonias religiosas. Se consideran tres
estilos arquitectónicos: el río Bec, el Chenes y el Puuc, cada uno con
características de ingeniería y ornamentación propias. La distribución de las
ciudades consistía en una serie de estructuras piramidales, la mayoría de las
veces coronadas por templos o cresterías labradas, y agrupadas alrededor de
plazas abiertas. Las pirámides escalonadas estaban recubiertas con bloques de
piedra pulida y por lo general llevaban tallada una escalinata en una o varias
de sus caras. La infraestructura de las pirámides estaba formada habitualmente
por tierra y piedras, pero a veces se utilizaban bloques de piedra unidos con
mortero.
Aunque en la actualidad representa una excepción, se cree
que el Templo de las Inscripciones de Palenque, que aloja la tumba del rey
Pacal, puede no ser el único monumento de uso funerario que se construyó en la
cultura maya. El tipo más común de construcción consiste en un núcleo de
escombros o piedra caliza partida, mezclada con hormigón o cemento, y
recubierta con piedra pulida o estuco. Las paredes de piedra se edificaban, por
lo general, sin mortero. La madera se utilizaba para los dinteles de las
puertas y para las esculturas. Su gran hallazgo técnico fue el sistema de la
falsa bóveda por aproximación de filas de bloques de piedra, para cubrir
espacios alargados o estrechos, que concluyen en el característico arco maya,
del cual existen 10 tipos diferentes. Las ventanas eran poco frecuentes, muy
pequeñas y estrechas. Los interiores y exteriores se pintaban con colores
vivos. Se dedicaba especial atención a los exteriores y se decoraban
profusamente con esculturas pintadas, dinteles tallados, molduras de estuco y
mosaicos de piedra. Las decoraciones se disponían generalmente en amplios
frisos que contrastaban con franjas de ladrillos lisos. Las viviendas de los
comunes se parecían seguramente a las chozas de adobe y techumbre de ramas que
todavía hoy se pueden apreciar entre los mayas contemporáneos.
Escritura
Los pueblos mayas desarrollaron un método de notación
jeroglífica y registraron su mitología, historia y rituales en inscripciones
grabadas y pintadas en estelas (bloques o pilares de piedra), en los dinteles y
escalinatas y en otros restos monumentales. Los registros también se realizaban
en códices de papel amate (corteza de árbol) y pergaminos de piel de animales.
Sólo existen tres muestras de estos códices: elDresdensis (Dresde),
actualmente en Dresden; el Perezianus (Peresiano o de París), en
París; y el Tro-cortesianus (Tro-Cortesiano o Matritense maya). Estos
códices se utilizaban como almanaques de predicción en temas como la
agricultura, la meteorología, las enfermedades, la caza y la astronomía.
En el siglo XVI se escribieron textos en lengua maya pero
con alfabeto latino, y entre los más importantes se encuentran el Popol
Vuh, relato mítico sobre el origen del mundo y la historia del pueblo
maya, y los llamados libros de Chilam Balam,crónicas de chamanes o
sacerdotes en las que se recogen acontecimientos históricos. La obra del obispo
fray Diego de Lanza, Relación de las cosas de Yucatán, ha resultado
una fuente importantísima para descifrar la grafía maya.
Calendario
y religión
Entre los mayas, la cronología se determinaba mediante un
complejo sistema calendárico. El año comenzaba cuando el Sol cruzaba el cenit
el 16 de julio y tenía 365 días; 364 de ellos estaban agrupados en 28 semanas
de 13 días cada una, y el año nuevo comenzaba el día 365. Además, 360 días del
año se repartían en 18 meses de 20 días cada uno. Las semanas y los meses
transcurrían de forma secuencial e independiente entre sí. Sin embargo,
comenzaban siempre el mismo día, esto es, una vez cada 260 días, cifra múltiplo
tanto de 13 (para la semana) como de 20 (para el mes). El calendario maya,
aunque muy complejo, era el más exacto de los conocidos hasta la aparición del
calendario gregoriano en el siglo XVI.
La religión maya se centraba en el culto a un gran número de
dioses de la naturaleza. Chac, dios de la lluvia, tenía especial importancia en
los rituales populares. Entre las deidades supremas se hallaban Kukulkán,
versión maya del dios azteca Quetzalcóatl; Itzamná, dios de los cielos y el
saber; Ah Mun, dios del maíz; Ixchel, diosa de la luna y protectora de las
parturientas, y Ah Puch, diosa de la muerte. Una característica maya era su
total confianza en el control de los dioses respecto de determinadas unidades
de tiempo y de todas las actividades del pueblo durante dichos períodos.
Historia
Los orígenes de la civilización maya son objeto de
discrepancias académicas en virtud de las contradictorias interpretaciones de
los hallazgos arqueológicos. El período formativo comenzó, cuando menos, hacia
el 1500 a.C. Durante el período clásico, aproximadamente entre el 300 y el 900
d.C., los mayas extendieron su influjo por la zona sur de la península de
Yucatán y el noroeste de las actuales Guatemala y Honduras. Se construyeron
entonces los grandes centros ceremoniales como Palenque, Tikal y Copán. Los
centros maya fueron abandonados de forma misteriosa hacia el año 900 y algunos
individuos emigraron al Yucatán.
En el período postclásico, desde el 900 hasta la llegada de
los españoles en el siglo XVI, la civilización maya tenía su centro en el norte
de Yucatán. La migración tolteca de los itzáes, procedentes del valle de
México, impactó fuertemente en sus estilos artísticos. Chichén Itzá, Mayapán y
Uxmal fueron ciudades esplendorosas. La Liga de Mayapán, que dominó la península
de Yucatán durante dos siglos, preservó la paz durante algún tiempo, pero tras
un período de guerra civil y de revolución, las ciudades quedaron abandonadas.
Los españoles vencieron con facilidad a los grupos mayas más importantes, pero
el gobierno mexicano no logró subyugar las últimas comunidades independientes
hasta 1901. Actualmente los mayas forman la mayoría de la población campesina
en Yucatán y Guatemala.
La lengua maya (también llamada yucateca) la hablan
unas 350.000 personas en Yucatán, Guatemala y Belice.
Olmecas
(Tabasco y Veracruz)
El antiguo pueblo de los olmecas del sur del golfo de México
originó la más antigua civilización en Mesoamérica (México y América Central),
y cuyo esplendor se fecha desde aproximadamente el 1500 hasta el 900 a.C. Su
área central ocupó unos 18.000 km2, en las pantanosas selvas de las cuencas
ribereñas de los actuales estados mexicanos de Veracruz y Tabasco. Su
influencia se extendió gradualmente hasta las tierras altas de México, esto es,
el valle de México, conocido como el Anahuác, y los actuales estados de Oaxaca
y Guerrero, por lo que influyeron en otras culturas posteriores como la mixteca
y zapoteca. Los olmecas iniciaron su andadura, durante el denominado período
olmeca I (1500-1200 a.C.), con pequeñas aldeas costeras que practicaban una
agricultura incipiente y mantenían el importante aporte de la caza y la
recolección. El período olmeca II (1200-400 a.C.) comprende San Lorenzo, su
centro más antiguo conocido, que fue destruido en torno al año 900 a.C. y
sustituido por La Venta, una ciudad creada según un patrón axial que influyó en
el desarrollo urbanístico de América Central durante siglos. Una pirámide de
tierra apisonada de 30 m de altura, una de las más antiguas de Mesoamérica,
estaba situada en el centro de un complejo de templos y patios abiertos. El
período olmeca III (400-100 a.C.) se caracteriza por su marcada decadencia,
ubicado en los centros de Tres Zapotes y Cerro de las Mesas y que reflejan ya
las influencias de las culturas de Teotihuacán y maya, que comenzaron su
expansión en los primeros siglos de la era cristiana.
Los olmecas, cuyo nombre significa ‘país del hule’ (del
azteca ulli, hule o caucho), fueron los primeros en emplear la piedra
en la arquitectura y escultura, a pesar de tener que extraerla de los montes de
Tuxtla, a 97 km al este de Tula. Sus obras escultóricas incluyen tanto las
colosales cabezas masculinas de basalto de 2,7 m de altura y 25 toneladas de
peso como pequeñas estatuillas de jade que pueden observarse, junto a otros
productos olmecas, en la ciudad mexicana de Villahermosa. Su sistema de
escritura fue el precursor de los jeroglíficos mayas, y es probable que el
famoso calendario maya se haya originado en la cultura olmeca. La civilización
olmeca dejó establecidos patrones de cultura que influyeron en sus sucesores en
los siglos venideros; por ello está considerada como la cultura ‘madre’ más
importante de México.
Teotihuacanos
(México)
El yacimiento arqueológico de Teotihuacán contiene los
restos de la ciudad más antigua del continente americano, situado en el
municipio mexicano homónimo, 45 km al noreste de la actual ciudad de México. El
lugar fue ocupado por primera vez en los siglos I y II a.C. De ser un pequeño
asentamiento pasó a convertirse en una importante ciudad en el siglo II d.C.,
hasta cerca del año 700 d.C. Se han formulado varias hipótesis para explicar su
decadencia y posterior abandono: disensiones internas, cambios climáticos, o
invasiones de pueblos del norte. Su población se dispersó por la región central
de México y también en lugares apartados, llegando algunos a establecerse en
los países que en la actualidad son los de El Salvador y Nicaragua. La ciudad
ocupaba una superficie muy amplia, 21 km2, y llegó a estar poblada por 125.000 habitantes
siendo considerada ya en ese entonces una de las ciudades más grandes del
mundo. Sus notables monumentos incluyen las Pirámides del Sol y de la Luna,
unas de las edificaciones más grandes jamás construidas, la Ciudadela, el
templo de Quetzalcóatl y la Avenida de los Muertos, que es una amplia vía
flanqueada por los restos de antiguos templos de casi 2.000 m de longitud. Los
muros de algunos de ellos están decorados con frescos de color que representan
temas mitológicos o religiosos. El conjunto de las casas seguía un trazado
urbanístico en forma de cuadrícula que rodeaba el centro monumental de la
ciudad. Los habitantes de Teotihuacán, que, en realidad, fue una verdadera
ciudad-estado, tuvieron estrechos contactos con la contemporánea cultura maya del
Yucatán y de Guatemala, y su cultura ejerció una importante influencia en
posteriores civilizaciones mexicanas como la de los aztecas.
Toltecas
(México)
Los restos de Tula, a veces llamada Tollan Xicocotitlán,
incluyen tres templos piramidales, de los cuales el más grande está rematado
por columnas de 4,6 m de altura en forma de estilizadas figuras humanas
conocidos como "atlantes" (guerreros); se cree que estaba dedicado a
Quetzalcóatl, la Serpiente Emplumada, deidad que los toltecas adaptaron de
culturas anteriores y la adoraron como el dios del planeta Venus. Según la
leyenda, un dios rival tolteca Tezcatipotla, hizo que Quetzalcóatl y sus
seguidores abandonaran Tula en torno al año 1000 d.C. Se desplazaron al sur y
posteriormente desarrollaron la ciudad maya de Chichén Itzá, convirtiéndola en
su capital y en un importante centro religioso. La civilización tolteca decayó
en el siglo XII, cuando los chichimecas, junto con otros pueblos indígenas,
invadieron el valle central y saquearon Tula. Los toltecas del sur fueron absorbidos
por los mayas, a los que habían conquistado anteriormente. Hacia el siglo XIII
la caída de Tula y del poder tolteca abrió el camino para la ascensión de los
aztecas.
Zapotecas
(Oaxaca)
Los zapotecas fueron uno de los pueblos que tuvieron un papel
muy importante en el desarrollo cultural de Mesoamérica. Establecidos por lo
menos desde un milenio antes de la era cristiana en la sierra, valle central y
en el istmo de Tehuantepec, Oaxaca, los zapotecas recibieron la influencia de
los olmecas. Eran éstos los creadores de la cultura madre que comenzó a
florecer en las costas del golfo de México, en la región limítrofe de los
actuales estados mexicanos de Veracruz y Tabasco.
Hacia el siglo VI a.C. los zapotecas estaban en posesión de
un sistema calendárico y también de una forma de escritura. De ello dan
testimonio las centenares de estelas con inscripciones que se conservan en el
centro ceremonial de Monte Albán. Dichas estelas se conocen como de ‘los
danzantes’, ya que las posturas de las figuras humanas con las que se registran
tales inscripciones, mueven a pensar que están bailando. En esa primera etapa
del desarrollo zapoteca comenzaron a construirse tumbas de cajón o
rectangulares en las que aparecen ofrendas y representaciones del dios de la lluvia
conocido como Cocijo, deidad que habría de tener un lugar muy importante en el
panteón zapoteca.
En los siglos siguientes, según los datos proporcionados por
la arqueología, pueden distinguirse varios períodos de ulterior desarrollo. En
el que abarca desde el 300 a.C. hasta el 100 d.C., se dejó sentir la presencia
de algunos elementos que más tarde se desarrollarían con mayor fuerza entre los
mayas. De esa época provienen asimismo edificaciones más suntuosas, entre ellas
las de varios juegos de pelota y algunos templos en Monte Albán y en otros
lugares de Oaxaca como Yagul, Teotitlán, y Zaachila.
A ese período siguió el del auge de la cultura zapoteca
entre el año 100 d.C. y el 800 d.C. Coincidió con el esplendor de Teotihuacán
en la región central. Fue entonces cuando el centro de Monte Albán llegó a su
máximo florecimiento. De ello dan fe los templos, palacios, adoratorios,
plazas, juegos de pelota y otras edificaciones que allí pueden contemplarse.
Además de Cocijo, dios de la lluvia, se adoraba a la pareja de dioses creadores
llamados Pitao Cozaana y Pitao Nohuichana, representación de la dualidad que
también aparece en las otras regiones de Mesoamérica. En este período de
esplendor se consolida la presencia zapoteca en los ya mencionados Yagul y Zaachila,
y en otros muchos lugares como Huajuapan, Juchitán, Piedra Labrada y algunos ya
situados en los actuales territorios de Puebla y Guerrero.
Al período de esplendor siguió uno de franca decadencia.
Otro grupo étnico, el de los mixtecos, ocupó su principal centro ceremonial y
se impuso en gran parte del territorio oaxaqueño. Los zapotecas, a veces
sometidos a los mixtecos y en ocasiones aliados con ellos, establecieron su
ciudad principal en Zaachila. A pesar de su decadencia, los zapotecas lograron
conservar en parte su independencia y salir victoriosos en varias guerras que
tuvieron contra grupos vecinos y oponiendo resistencia a los intentos de los
mexicas o aztecas que trataban de sojuzgarlos. Tan sólo la conquista española
puso fin a la existencia autónoma zapoteca.
Descendientes de los antiguos pobladores de diversos lugares
de la sierra, de los valles centrales y la costa de Oaxaca, los zapotecas
contemporáneos, a pesar de haber vivido por siglos marginados y depauperados,
han conservado muchas de sus tradiciones, formas de vida, creencias y
organización social. Elemento que les confiere profundo orgullo es el hecho de
que un zapoteca serrano, Benito Juárez , no sólo haya sido presidente de la
República sino el máximo defensor de ella frente a la intervención francesa
que, promovida por Napoleón III, fue victoriosamente rechazada.
Tanto por las variantes que existen en su lengua como por
sus formas de vida y condiciones económicas, los zapotecas ostentan
considerables diferencias entre sí. Así, en tanto que perdura su aislamiento y
pobreza en muchos lugares de la sierra, hay en cambio zapotecas en la región
del istmo de Tehuantepec cuyos niveles de vida son comparables a los de la
población no indígena. Entre éstos últimos zapotecas pervive, no obstante, su
sentido de identidad cultural y el empleo de la lengua que es además objeto de
cultivo y vehículo de expresión literaria, tanto en cantos y poemas como en la
narrativa. La acentuada fisonomía cultural de los zapotecas del istmo es
perceptible de muchas formas. Una de ellas la ofrece la gracia y altivez de sus
mujeres, las célebres tehuanas, con sus característicos tocados y sus ricas
joyas.
Los zapotecas contemporáneos, herederos del rico legado
cultural de sus antepasados, constituyen uno de los grupos étnicos más grandes
de México. De acuerdo con el censo de 1990, se acercaban al medio millón de
personas.
Mixtecos
(Oaxaca,
Guerrero y Puebla)
El pueblo amerindio de los mixtecos de la familia
lingüística otomanque, habitante de los actuales estados mexicanos de Oaxaca,
Guerrero y Puebla. La cultura mixteca floreció en el sur de México desde el
siglo IX hasta principios del XVI y sus miembros fueron los artesanos más
famosos de México. Sus trabajos en piedra y en diferentes metales nunca fueron
superados. Entre sus especialidades se podían citar los mosaicos de plumas, la
alfarería polícroma decorada y el tejido y bordado de telas.
Las contribuciones más importantes de los mixtecos son: los
registros pictográficos en códices hechos sobre piel de venado de la historia
militar y social que narran aspectos del pensamiento religioso, de los hechos
históricos y de los registros genealógicos de su cultura; la orfebrería, cuyas
muestras como pectorales, narigueras, anillos o aretes, demuestran que manejaron
con maestría el oro trabajado con la técnica de la cera perdida, así como el
labrado del alabastro, el jade, la turquesa y la obsidiana, entre otros. Las
piezas más notables que se conocen proceden de los enterramientos de Monte
Albán, descubiertos por el arqueólogo Alfonso Caso, y se exhiben en el Museo
Regional de Oaxaca. Otros legados mixtecos son: un calendario análogo al
utilizado por los aztecas y sus técnicas agrícolas.
Entre los siglos XI y XII de nuestra época, los mixtecos
adoptaron una influencia tolteca cuya característica civilizadora los motivó a
buscar asentamientos más estables que los que habían tenido; se dedicaron a
dominar a los zapotecas por medio de invasiones de sus tierras, guerras y
alianzas políticas por matrimonios. De ese modo se apoderaron, por ejemplo, de
Monte Albán, que había sido abandonada por los zapotecas y los mixtecos
convirtieron en necrópolis, enriqueciendo notablemente sus monumentos
funerarios. Tanto en esa ciudad, como en Mitla, aportaron conceptos arquitectónicos
evolucionados como las grecas geométricas de piedras ensambladas que adornan
los palacios. Otras ciudades zapotecas de las que se apoderaron los mixtecos
son Zaachila y Yagul, también en el estado de Oaxaca, con las que se
complementa el conjunto del impresionante legado de estas culturas. Los
mixtecos influyeron en el declive de la civilización maya en el sur, y
permanecieron independientes de los aztecas en el norte. Es posible que la
población mixteca actual ronde el medio millón de personas, distribuidas en 3
regiones principales: la Mixteca Alta (en las zonas frías de la sierra Madre
del Sur), la Mixteca Baja (siguiendo el curso del río Atoyac) y la costa
(estados de Oaxaca y Guerrero).
Aztecas
(DF
México)
Los aztecas o mexicas fueron un pueblo que dominó el centro
y sur del actual México, en Mesoamérica, desde el siglo XIV hasta el siglo XVI
y que es famoso por haber establecido un vasto imperio altamente organizado,
destruido por los conquistadores españoles y sus aliados tlaxcaltecas. Algunas
versiones señalan que el nombre de ‘azteca’ proviene de un lugar mítico,
situado posiblemente al norte de lo que hoy en día es México, llamado Aztlán;
más tarde se autodenominaron mexicas.
Orígenes
Tras la caída de la civilización tolteca que había florecido
principalmente en Tula entre los siglos X y XI, oleadas de inmigraciones
inundaron la meseta central de México, alrededor del lago de Texcoco. Debido a
su tardía aparición en el lugar, los aztecas-mexicas se vieron obligados a
ocupar la zona pantanosa situada al oeste del lago. Estaban rodeados por
enemigos poderosos que les exigían tributos, y la única tierra seca que
ocupaban eran los islotes del lago de Texcoco, rodeados de ciénagas.
El hecho de que, desde una base tan poco esperanzadora, los
aztecas fueran capaces de consolidar un imperio poderoso en sólo dos siglos, se
debió en parte a su creencia en una leyenda, según la cual fundarían una gran
civilización en una zona pantanosa en la que vieran un nopal (cactus) sobre una
roca y sobre él un águila devorando una serpiente. Los sacerdotes afirmaron
haber visto todo eso al llegar a esta zona; como reflejo de la continuidad de
esa tradición, hoy en día esa imagen representa el símbolo oficial de México
que aparece, entre otros, en los billetes y monedas.
Al aumentar en número, los aztecas establecieron
organizaciones civiles y militares superiores. En 1325 fundaron la ciudad de
Tenochtitlán (ubicada donde se encuentra la actual ciudad de México, capital
del país).
Chichimecas
(Guanajuato, Nuevo león , Querétaro, Zacatecas y Guanajuato)
Chichimecas es el nombre que dieron los pueblos de alta
cultura de la región central de México a los habitantes de las vastas regiones
del norte, tenidos como primitivos. En idioma náhuatl la
palabra chichimeca parece significar ‘los del linaje de los perros’.
De acuerdo con varios testimonios procedentes del siglo XVI, había tres clases
principales de chichimecas. Unos eran de filiación étnica otomí. Otros eran
nahuas que, en tiempos antiguos, se habían establecido en el norte, incluyendo
algunos que llegaron a constituir avanzadas de la alta cultura mesoamericana.
Finalmente, estaban los chichimecas propiamente dichos, es decir los tenidos
como bárbaros, seminómadas dedicados a la cacería y a la recolección. En la actualidad
sobrevive un pequeño grupo conocido como el de los chichimecas-jonaz en el
pueblo llamado La Misión, cerca de San Luis de la Paz, en Guanajuato.
De acuerdo con varios códices indígenas, entre ellos el
conocido como Xolotl a mediados del siglo XIII d.C., cuando ya los toltecas
habían abandonado su metrópoli de Tula, los chichimecas capitaneados por su
caudillo Xolotl, avanzaron hacia el valle de México. Establecidos en varios
lugares del mismo, entraron en contacto con los pueblos sedentarios de alta
cultura que allí moraban. Se produjo entonces un intenso proceso de
aculturación en función del cual los chichimecas cambiaron sus formas de vida y
asimilaron las de aquéllos con quienes convivían. Surgieron así varios
señoríos, entre ellos los de Azcapotzalco, Tezcoco, Huexotla y Coatlinchan. A
los gobernantes de ellos se les nombró con frecuencia señores
tolteca-chichimecas, destacando así que habían recibido el doble legado de los
pueblos sedentarios y de aquéllos procedentes del norte. Así, el término ‘chichimeca’
fue adquiriendo nuevas connotaciones culturales.
Respecto de los otros grupos que permanecieron en el norte
con sus antiguas formas de vida, en particular los de filiación pame,
antepasados de los chichimeca-jonaz, puede decirse que subsistieron al margen
de la civilización durante buena parte del período colonial. Fundadas ya las
ciudades de Guadalajara y Zacatecas, esos chichimecas continuaron siendo una
amenaza ya que atacaban a los pueblos y asaltaban a los que atravesaban los
caminos. En 1541 se produjo un gran levantamiento, conocido como la guerra del
Miztón. Esta llegó a poner en jaque a la región septentrional de la Nueva
España. Para sofocar la rebelión marchó en persona el virrey Antonio de
Mendoza. Poco antes, Pedro de Alvarado, había intentando sujetar a los rebeldes
perdiendo la vida en su intento. El virrey Mendoza logró su pacificación,
aunque sólo temporalmente. Diversos grupos chichimecas en los territorios de
los actuales estados de Guanajuato, Aguascalientes, Zacatecas, San Luis Potosí,
Jalisco y Durango se mantuvieron en actitud hostil por mucho tiempo. Ello movió
a las autoridades españolas a erigir presidios, es decir fuertes en lugares
estratégicos. Algunos se transformaron más tarde en ciudades como las de San
Miguel el Grande (hoy día San Miguel de Allende), Ojuelos, Celaya, Portezuelos,
Colotlán, Nombre de Dios y otros. En el proceso de pacificación de los
chichimecas participaron frailes franciscanos que establecieron entre ellos
algunas misiones, también algunos capitanes mestizos como el célebre Miguel
Caldera. Otro factor importante en la pacificación fue la creación de colonias
de indígenas tlaxcaltecas, antecedente de varias poblaciones. Hacia fines del
período colonial la mayor parte de los chichimecas o se había amestizado con
los tlaxcaltecas y españoles o había desaparecido como consecuencia de los
enfrentamientos bélicos y las epidemias.
Cochimies
(Baja
California)
Los
cochimíes son una etnia de México que habita el estado de Baja California, los
cochimíes hablaban una lengua de la familia yumano-cochimí ahora prácticamente
extinta llamada laymón o mti’pái, que ahora cuenta con menos de un centenar de
hablantes
Actualmente la mayoría de cochimíes viven en la
comunidad de la Huerta y en San Antonio Necua o Cañón de los Encinos. Ocupan un
territorio de 3272de tierras regadas por bombeo y siembran frijol, maíz,
cítricos y otros árboles frutales y tienen también algunas cabezas de ganado.
Los antiguos cochimí decían, refiriéndose a su
mitología, que el cielo, la tierra, y todo lo que ella acoge, lo había hecho un
gran señor, un capitán grande que se llamaba Menichipo. El primer encuentro que
los indígenas cochimí tuvieron con los conquistadores españoles fue en el siglo
XVI, fueron encuentros esporádicos, que se hicieron más prolongados y continuos
cuando en el XVII los jesuitas se establecieron con sus misiones en la
península de la Baja California. En 1768 la corona española expulsó a los
jesuitas del territorio y un año más tarde fueron los franciscanos, con fray
Junípero Sierra a la cabeza, los que les sucedieron fundando la misión en el
camino hacia el norte, hacia la Alta California, por último fueron los
dominicanos los que crearon la nueva misión y definitiva entre los cochimí, en
El Rosario, en 1774. Las epidemias de enfermedades que llevaron consigo los
europeos no fueron ajenas tampoco al pueblo cochimí, que al igual que la
mayoría de los pueblos indígenas las sufrieron causando estragos, la población
se fue diezmando entre los siglos XIX y principios del XX su cultura e idioma
acabó por extinguirse.
Guaycunes
(Baja
California sur)
También conocidos como guaycura o waicura—fueron un pueblo nativo de
Baja California Sur (México), que ocupó un área que se extendía desde el sur de
la actual ciudad de Loreto hasta Todos Santos. Disputaban el área de La Paz a
los pericúes.
Historia
Los guaicura entraron en contacto con los españoles en Airapí (nombre indígena
con el que se denominaba el actual emplazamiento de la capital sudcaliforniana)
alrededor del año 1530. Por un siglo y medio, los encuentros con las
expediciones marítimas a la Península de California fueron esporádicos. Las
misiones jesuitas destinadas a la evangelización de los guaicuras fueron
construidas en Airapí (1720), Chillá (1721), Todos Santos (1733) y Chiriyaquí
(1737). Los guaicuras estuvieron implicados en la Revuelta de los Pericúes en
contra de los jesuitas en 1734, y comenzaron a declinar demográficamente en la
segunda mitad del siglo XVIII. Probablemente se extinguieron culturalmente alrededor
del año 1800.
Algunos
exploradores y misioneros dejaron ciertos informes etnográficos relacionados
con el pueblo guaicura. Los más detallados de ellos corresponden al sacerdote
jesuita alsaciano Johann Jakob Baegert, que se estableció en San Luis Gonzaga
de Chiriyaquí entre 1751 y 1768 (Baegert 1772, 1952, 1982). Baegert tomó
demasiado a pecho su cargo en Chiriyaquí, al grado que calificó a los guaicuras
de “estúpidos, brutos, sucios, insolentes, ingratos, mendaces, grandes
habladores hasta el final e infantiles.” (Baegert 1952:80). Pensaba que la
organización social de este pueblo era el extremo de la simplicidad, y creía
que ese sistema había permanecido siempre así (cf. Laylander 2000).
Lengua
El testimonio de Baegert incluye un vocabulario y textos en la lengua guaicura.
William C. Massey (1949) sugirió una relación lingüística entre el guaicura y
el pericú, pero esta propuesta carece de evidencia suficiente y comparaciones
significativas. Algunos lingüistas han sugerido que el guaicura puede pertenecer
a la controvertida familia hokana de California y México (Gursky 1966; Swadesh
1967); sin embargo, la evidencia disponible no parece concluyente (Laylander
1997; Mixco 2006).
Zacatecos
(Coahuila, Aguascalientes y Durango)
Los zacatecos eran una de las seis tribus chichimecas que
habitaban en el norte de México, en la zona que los conquistadores españoles
llamaron Aridoamérica, y que con el tiempo vino a darle nombre al estado que
actualmente conocemos por Zacatecas. Del grupo chichimeca era una de las
llamadas cuatro naciones principales, sin embargo, junto a la de los
guachichiles, su cultura era de un grado inferior a la de los otro cuatro
grupos: pames, guamares, tecuexes y caxcanes. Esa diferencia radicaba en que
los cuatro últimos tenían adoratorios y conocían la agricultura.
Los zacatecos tenían al noreste a los guachichiles como
vecinos; en el oeste su territorio limitaba, cerca de Durango, con la nación
tepehuana, y al norte con los irritilas o tribus laguneras, hasta donde hoy se
encuentran Cuencamé y Parras. En Malpaís se localizaban sus centros
poblacionales más importantes, alrededor del Peñón Blanco y del Cerro de la
Bufa; y en parte del estado de Jalisco, en Mezquitic.
La cultura zacateca se considera extinta, aunque tienen
muchos descendientes directos, que viven en grandes concentraciones en los
estados de Zacatecas y Durango, y debido a la emigración en grandes ciudades
norteamericanas como Los Ángeles, Dallas y Chicago. Sus tradiciones se han ido
perdiendo por distintas razones, por el mestizaje y la asimilación de otras
costumbres mexicanas principalmente.
La palabra Zacatecas es un vocablo náhuatl, que
significa “habitante de la tierra donde abunda el zacate”. Deriva del
vocablo zacatl, que quiere decir “hierba, junco, grama” y del
locativo co. El resultado da origen al término Zacatécatl que traducido quiere
decir “habitante de zacatlan”. La desaparición de su lenguaje tampoco
favorece una identificación exhaustiva, aunque se cree que su idioma perteneció
a la familia lingüística uto-azteca.
Respecto a sus costumbres religiosas, según Powell, rendían
culto a cuerpos celestiales como el sol y la luna, y cierta adoración por
algunos animales. También, referente a sus dioses, los cronistas de la
época opinaban de esta manera: “creen como descreen y no adoran ni aún han
adorado a Dios conocido, sino hoy una piedra que hayan o hacen, y mañana otra
diferente figura y ordinariamente de animales, sin permanecer en ninguna”.
Sumos
(Chihuahua)
(Chihuahua)
Los
sumos o tawahkas habitan en los departamentos de Gracias a Dios y Olancho en
Honduras y en la Costa Atlántica de Nicaragua. Son uno de los grupos étnicos
que se localizan en las riberas del río Patuca, en la Mosquitia, como se
denomina la región donde se ubican. La mayoría de los componentes de este grupo
indígena en Honduras viven en la aldea de Krausirpe, en el margen derecho del
río Patuca y en la desembocadura del río Wampú. Algunos estudiosos opinan que
la procedencia de los antepasados de los tawahkas, al igual que la de los
miskitos y ramas, con los que están emparentados, se sitúa en Colombia, desde
donde emigraron pasando por el istmo de Panamá.
El
territorio histórico que habitan, desde el siglo XVII aproximadamente,
constituye uno de los últimos remansos de bosque tropical húmedo, un santuario
que les ha permitido continuar con su tipo de vida tradicional, basada en la
agricultura de subsistencia, la caza, la pesca y la recolección de frutos
silvestres. Los sumos eran uno de los grupos étnicos más extensos de
Centroamérica durante el periodo de la colonia. Se extendían desde el río
Patuca en Honduras, a través de la Sierra Central de Nicaragua, hasta el río
Rama. Por el oeste lo hacían dentro del sur de Honduras y en Nicaragua
colindaban con los matagalpas y el Lago Nicaragua o Cocibolca.
Durante la época colonial se vieron
obligados a replegarse hacia el interior de Honduras, ante la belicosidad e
intransigencia de los miskitos o zambos, la causa por la que se asentaron en la
región central del país. Sin embargo, y a pesar de las disputas entre los dos grupos,
parece evidente la relación de parentesco entre ellos, son muchos los rasgos o
elementos que los asemejan y entre ellos está la lengua.
La
lengua materna de este pueblo indígena es el tawahka, y se clasifica dentro del
grupo Misupalpan, también hablan miskito y el español, aunque este último con
cierta dificultad. El nombre con el que ellos llaman a su lengua es twanka y
tiene una similitud con la denominación que los españoles dieron en el siglo
XVII a los indios de la zona del Guayape-Guayambre: tahuajcas. Los españoles
los conocían por el nombre de taguacas y los describían como belicosos e
indóciles, no sólo en sus relaciones con los conquistadores, de igual modo con
los indios lencas y con los misioneros. También se les denomina sumu, soumo,
sumoo woolwa, sumo tawahka y taguaca. El vocablo sumo tiene relación histórica
y alude, en miskito, a una situación de inferioridad. Desde el año 1974 no se
han efectuado censos poblacionales sobre las comunidades indígenas del país.
Sin embargo, y aunque es imposible precisar, en la parte de Honduras se
calculan de 800 a 1.000 tawahkas, en total con los de Nicaragua y Honduras
juntos se estima un número que ronda los 14.000, aproximadamente.
Sus
comunidades son pequeñas y centradas en la familia. La mayor parte de los siete
poblados actuales se caracterizan por albergar de un 90 a un 95 por ciento de
los miembros de una misma familia. Están estrechamente vinculados a la tierra y
su forma de vida es la agricultura de subsistencia con técnicas tradicionales.
En la producción económica participa toda la familia y son los trabajadores los
que realizan las labores agrícolas, por lo general a la orilla del río. Los
hombres tawahkas participan en la construcción de pipantes, una especie de
canoa. Se mantiene la antigua práctica del lavado de oro en el río Patuca y
también realizan actividades asalariadas en plantaciones de banano cerca de sus
poblados. El cacao y la madera son otras fuentes de ingresos.
Otomíes
(Hidalgo)
Usos y Costumbres
Si bien la religión está influenciada por el catolicismo,
subsiste en algunas localidades, sobre todo en las más aisladas, un sustrato
más tradicional, particularmente en lo que se refiere al culto a los muertos,
la creencia en el nagualismo y la causalidad de las enfermedades y su curación.
Entre los otomíes, el matrimonio era de carácter endogámico,
concertado entre los padres de los contrayentes, a través del patrón de petición
de la novia y entrega de regalos a su familia hasta lograr su consentimiento.
En la actualidad, las más de las veces, el matrimonio se da por elección propia
y cuando ocurre dentro de la localidad, el novio suele prestar su servicio
prematrimonial en la casa de los padres de su futura esposa.
En el ámbito cultural, la familia, la música, la danza, la
tradición oral, el sistema de cargos para la organización de las principales
festividades religiosas de la comunidad, el rito, el culto religioso, y más recientemente,
a través de su Centro Ceremonial Otomí, han sido elementos fundamentales para
la expresión, conservación y preservación de la identidad y personalidad de
este pueblo indígena del Estado, poseedor de un amplio patrimonio cultural e
histórico.
En la organización social del pueblo otomí se han conservado formas y
autoridades tradicionales, que le han permitido conservar la unidad social de
sus comunidades y también preservar su identidad cultural. En los aspectos
religiosos destacan los cargos de mayordomos, fiscales, cargueros, topiles,
rezanderos y cantores, entre otros, que tienen una gran importancia en la vida
cotidiana de cada comunidad.
El vestido de la mujer otomí, consiste en un chincuete o
“enredo” de lana muy amplio y largo de color azul marino o negro, con líneas
verdes, anaranjadas y amarillas; y una blusa de popelina de color blanco, manga
corta con bordados en motivos florales, faunísticos o geométricos, o bien una
combinación de ellos. Es característico de la indumentaria otomí el uso del
quesquémil, que puede ser de algodón, lana o artisela en varios colores.
Actividad Económica
En las temporadas “libres” del ciclo agrícola, los hombres y
mujeres otomíes emigran hacia las zonas metropolitanas de las ciudades de
Toluca y México, con objeto de emplearse en el sector secundario o terciario de
la economía, a fin de complementar sus ingresos. Las mujeres generalmente se
emplean como trabajadoras domésticas.
La actividad agrícola, particularmente el cultivo de maíz,
constituye la
principal actividad económica de los otomíes; quienes, además, crían ovejas,
cerdos, vacas, caballos y especies menores como pollos y conejos, entre otros,
ya sea para autoconsumo o para la venta, sin que ello les genere ingresos
económicos suficientes. En diversos municipios, los otomíes se dedican también
a la producción y comercialización de artesanías y otros productos útiles para
el trabajo doméstico.
Historia
Los otomíes o hñähñu aparecen como un pueblo ligado a los
Olmecas de Nonoualco y a los estratos más antiguos del Alto Altiplano. Fueron
los primeros pobladores del Valle de Tula, incluso antes de la llegada de los
Toltecas.
Apaches
(Sonora)
Sus creencias se originaron en los bosques canadienses. La
forma de vida estaba fuertemente marcada por la caza y las largas esperas, que
se resolvían en momentos de extrema actividad. Dado que muchas veces cazaban en
solitario, valoraban el individualismo y las decisiones personales. Esta falta
de vínculos formales evitaba que se establecieran estructuras tribales muy
organizadas.
Los apaches permanecían nómadas, siguiendo las migraciones
de los animales, lo que introducía un elemento de respuesta agresiva en sus
conductas. Por ello fueron los primeros indios en poseer caballos robados a los
europeos, ya que el contar con los animales les permitía ampliar sus
territorios de caza.
Asimismo eran progresistas, introdujeron orientaciones
nuevas, como en la vestimenta. Algunos grupos adoptaron el tipi como
vivienda, en vez de la tradicional recubierta de maleza, hecha con los mismos
materiales con los que confeccionaban soberbios trabajos de cestería.
Las mujeres reunían el alimento, madera y agua, mientras los
hombres salían a cazar e invadir. Las tribus occidentales marcaban su
descendencia por la línea matrilineal, las demás partían de ambos padres.
Practicaban la poligamia si la situación económica lo permitía, y los
casamientos eran fácilmente rompibles.
La religión era una parte fundamental de la vida apache. Su
mitología trata de la búsqueda de la patria ayudados por los "dioses
gemelos de la guerra", los cuales viajaban por la tierra y establecían los
límites del mundo y las zonas en que los grupos podían vivir.
Para los apaches el mundo estaba en continuo movimiento y
muchos de sus rituales se centraban en elementos inmediatos y espontáneos. El
aire, el viento, forman parte de las personas y los seres minerales, el mismo
poder que calentaba un grano de arena, daba energía a las personas.
Sus dioses principales, Gan (espíritus de las montañas)
derivan su fuerza de los bosques y el desierto, se retrotrae al Oso y la
Serpiente y se vinculan con el Rayo y las Estrellas. Estos espíritus bailan de
noche frente al fuego, su danza es de búsqueda y vienen de las cuatro
direcciones.
Durante la representación el pueblo revive el origen de los
apaches y las migraciones de sus antecesores. Las bendiciones de los espíritus
pasan por las mujeres de la tribu, que los encierran en un círculo que se mueve
lentamente y que se baila alrededor de la lumbre.
Sin embargo a los espíritus les acompaña un payaso que les
sigue agitando maracas e imitando sus movimientos, y éste es el más sagrado, el
que guarda a los espíritus de las montañas y aleja las influencias negativas
del círculo.
Para el pueblo apache la necesidad de celebrar es tan
sagrada como el cántico del chamán; sus celebraciones son una afirmación de la
vida.
Huicholes
El origen de los Huicholes es incierto, aunque se han
elaborado algunas hipótesis basadas en datos lingüísticos, mitológicos y
arqueológicos.
Es probable que los Huicholes desciendan de distintos grupos
que, en algún tiempo, se fueron asentando en la Sierra Madre Occidental.
Algunos de estos grupos fueron, posiblemente, tribus que
pertenecieron a la familia yuto-azteca y que huyeron del poderío de algún
imperio mesoamericano, en cuyo territorio se encontraron con otros grupos ya
establecidos en la Sierra.
Es probable que entre los ascendientes de los Huicholes
hubiera algunas tribus teochichimecas (indígenas del norte).
También es probable que algunos grupos de las tierras bajas
de la costa se hayan mezclado con los antepasados huicholes en distintas
épocas. Al parecer, los ancestros de los Huicholes mantuvieron una vida
independiente de los grandes imperios mesoamericanos.
En el periodo de la Conquista, muchos sobrevivientes de la
guerra contra las tropas españolas que incursionaron en la zona, huyeron a la
Sierra. Ésta, por su difícil acceso, no fue conquistada. Se poblaron sus
alrededores durante la última década del siglo XVI y principios del XVII.
Los pueblos de Colotlán, Mezquitic, Huajimic, Huejuquilla y
Tenzompa fueron fundados por los españoles como fronteras para delimitar el
territorio conquistado.
El periodo Independiente fue escenario de despojo de tierras
debido a las leyes de desamortización.
En 1887 el gobierno de Porfirio Diaz intentó nuevamente
deslindar las tierras, lo que provocó enfrentamientos entre las propias
comunidades.
La Revolución trajo un periodo de violencia a la Sierra, que
fue escenario de paso de distintos grupos armados. Aunque los Huicholes no se
aliaron a ningún bando en particular, la situación se tornó caótica.
La guerra cristera significó otro periodo de violencia en la
zona.
Actualmente, los Huicholes siguen defendiendo sus tierras de
los abusos e invasiones de mestizos (de sangre india mezclado con la sangre
española, como lo es la mayor parte de los mexicanos) u otros indígenas de la
Sierra, quienes ejercen una constante presión para apoderarse de los recursos
de su territorio.
SI BIEN LOS HUASTECOS NUNCA CONSOLIDARON UNA UNIDAD POLÍTICA
MAYOR, SE ENCONTRABAN ORGANIZADOS EN CIUDADES-ESTADO. SU LENGUA Y TRADICIONES
CULTURALES LES DIERON UNA GRAN COHESIÓN, QUE SOBREVIVIÓ NO SÓLO A LAS
INTROMISIONES NAHUAS Y ESPAÑOLAS SINO QUE HASTA LA FECHA PUEDE RECONOCERSE COMO
UNA DE LAS CULTURAS INDÍGENAS TRADICIONALES DE MÉXICO
Por décadas el mayor atractivo de la cultura huasteca
han sido sus extraordinarias esculturas; sólo hasta tiempos recientes se han
intensificado los proyectos de investigación científica que permiten conocer
mejor su historia y sus características sociopolíticas, información que se
complementa con algunos rasgos arqueológicos como la cerámica y la arquitectura,
de los que ya se tenían noticias.
EL TERRITORIO
El vasto territorio huasteco se extiende por el sur desde el río Cazones, en
Veracruz, hasta el río Soto la Marina, en Tamaulipas, por el norte; la costa
del Golfo es su límite natural al este y por el poniente ocupa importantes
zonas de los estados de San Luis Potosí, Querétaro e Hidalgo.
El territorio muestra una gran variedad ecológica: costas, planicies, llanuras
y estribaciones montañosas. Sin duda, los huastecos prefirieron los climas
cálidos, a veces extremos, ya que sus asentamientos nunca rebasaron los 1 000
msnm. La agricultura, principalmente el cultivo de maíz, fue la base económica
fundamental de los huastecos.
LOS ORÍGENES
Los estudios en antropología física y lingüística permiten ubicar en alrededor
de 1500 a.C. el establecimiento de los huastecos en la región septentrional de
la Costa del Golfo. Como lo han planteado varios especialistas, la lengua de
ese pueblo está emparentada con la gran familia mayense, que ocupa la península
de Yucatán y otras regiones del sureste mesoamericano. Se ha planteado que su
separación territorial es producto de intromisiones de grupos nahuas y
totonacas que se asentaron posteriormente en el centro de Veracruz.
esta muy interesante de las culturas de mexico que podemos en contrar en nuestro pais
ResponderEliminaresta muy padre tu pagina me gusto esta interesante
ResponderEliminarMe parece maravillosa la diversidad cultural de nuestro país, lo que nos hace falta es valorarla y difundirla, y como bien dices, debemos estar orgullosos de nuestras costumbres y tradiciones, las cuales son motivo de que muchos extranjeros visiten nuestro país. Saludos!
ResponderEliminarHola me asombra todo la diversidad cultural que hay en nuestro país, me gusto todo; el informe, las fotos y todo lo que han dejado en nuestro país es asombroso. ¡Felicidades!
ResponderEliminarmuy buen blog buen desarrollo extenso y que bueno que ables de otras culturas por que si asi nos informamos mas felizidades
ResponderEliminarexelente victor mereses un 10
ResponderEliminarMUY BUEN TRABAJO TE FELICITO ESTA MUY CLARO TODO
ResponderEliminarexelente victor sigue asi buentravajo te mereses un 10
ResponderEliminarexxelente victor sigue adelante y la informasion esta muy bien sigue asi
ResponderEliminarMe gusto mucho tu blog, me pareció interesante, pues créeme que había culturas que no ubicaba muy bien ni sabia mucho de ellas, en tu blog pude orientarme un poco de lo que debía aprender de estas Saludos Víctor, excelente tu trabajo!
ResponderEliminarmuy bien victor esta muy bien diseñado y tiene mucha informacion
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